martes, 17 de marzo de 2009

A la Aventura vol. 4. Valencia.

Al final va a ser verdad aquello de que hay valencianos por todos los rincones del mundo. Sin ir más lejos, a Ximo Bayo se le ha visto varias veces por Marte, por el País de los Dragones y los Gnomos, y por el Reino de la Luces de Colores. Otro ejemplo sería el de Pakito Camps, que suele ir bastante a Milano.

Coincidí con la Fallera Mayor de Valencia en una cárcel del Estado de Texas, donde yo trabajaba como animador en el corredor de la muerte, después del trágico desenlace con la Big Band. Entre los presos, todos ex- butaneros a juzgar por su vestimenta, destacaba mi paisana Amparito, ya que en las noches de luna llena le daba por tatarear “Xiqueta meua” mientras miraba melancólica la luna por el pequeño ventanal de su celda. Le detuvieron y condenaron a muerte días antes por exaltación del terrorismo y atentar contra el buen gusto. Y eso que ya venía avisada de las pésimas consecuencias que le podía acarrear el ir vestida de fallera fuera de su zona. Amparito, hija de un profesor y novia de un forastero, había viajado hasta allí representando a la ciudad del Turia para invitar a los inmigrantes valencianos residentes en EEUU a pasar las fiestas en Valencia, como es tradición en estas fechas de folclore levantino. Entre ella y yo poco a poco se fue forjando una creciente amistad que desembocó en una aventura de sexo desenfrenado, dato positivo a más no poder si no fuera porque estamos hablando de la Fallera Mayor de 1943, y más que disfrutar con su piel, lo hacía con su mojama. Pero oiga, como dice el poeta, en tiempos de guerra, todo agujero es trinchera.

Después de unas costosas negociaciones con el alcaide de la prisión (el muy sinvergüenza se resistía como un campeón a la asfixia cuando le sumergía la cabeza en el cubo de agua), salimos Amparito y yo hacia el aeropuerto. Allí nos esperaba el resto de valencianos residentes en USA, la banda de música de Sueca, el señor del anuncio de Tulipán y un avión de vuelta a nuestra tierra natal. Del viaje, sólo destacar dos aspectos: que una manera eficaz, rápida y limpia para hacer que el del bombo deje de dar por saco con su juguete es partírselo en el cráneo; y que definitivamente la gente no tiene sentido del humor a juzgar por las groserías que adornaban sus exclamaciones cuando, toalla en la cabeza, me hice pasar por un talibán secuestrador de Boeings. Por lo demás, trayecto agradable con paradita incluida justo en el lugar donde dejé a David Meca en mi viaje de ida. Ya saben, es ver un famoso y la gente hace lo que sea por echarse unas fotos con él, aunque éste esté agonizando y flotando por el Atlántico.

Valencia olía a pólvora, a azahar y a multas de la ORA. Calles cortadas, niños tirándote cohetes a traición, más calles cortadas, padres hijosdeputa que miraban cómo sus niños nos tiraban los cohetes a traición, más calles cortadas, churrerías ambulantes con aceite de antes de la Guerra (la de la Independencia), otras tantas calles cortadas, y falleros rechonchos con gafas de sol y vestidos de torrentí cortando la única calle que faltaba por cortar. Me sentía en casa.

Amparito se empeñó en que le acompañara al MI Ayuntamiento para contemplar la mascletà de aquel día. Cogimos el mejor sitio de todos, justo en medio del balcón, donde flanquearíamos a la Alcaldesa y a la Fallera Mayor, la de verdad, la de este año. Fuimos los primeros en aparecer por allí, algo nada extraño si tenemos en cuenta que aún faltaban ocho horas para el acontecimiento, pero el vejestorio, víctima de una progresiva pérdida de raciocinio, no atendió a razones. La muy pirada se pasó todo ese tiempo de plantón a pleno sol saludando a los transeúntes con el característico giro de muñeca. Si al menos no se hubiera quitado el traje de fallera mostrándose como su madre le trajo al mundo, la espera hubiera sido mucho menos sonrojante. Gracias a Dios, una oportunísima insolación a falta de dos horas para el show le hizo ceder por fin a mis intentos de volver al interior del Ayuntamiento y esperar allí el inicio del espectáculo pirotécnico. Seguramente fue dicha insolación, quién sabe si mezclada con algo de envidia, chocheo degenerativo, los efectos de la botella de cazalla que nos acabábamos de pimplar en honor a San Isidro (¿no les digo yo que se le iba la pinza?) o todas las cosas a la vez, lo que movió a nuestra nonagenaria a montar el numerito que a continuación les narro. Vamos a ver: que te empujen desde el primer piso de una Casa Consistorial escaleras abajo por la espalda no debe sentar nada bien; se admite. Pero he de apuntar en favor a Amparito, la artista que con tanto desparpajo provocó el incidente, que la Fallera Mayor de 2009 chillaba cosa exagerada para total tener una pierna a la virulé. De acuerdo, y el brazo, torcido de una forma tan rara que ni como cuando manipulábamos de críos los de los Argambois. Está bieeeen, lo de la peineta incrustada en la cabeza también debe escocer lo suyo. Pero a lo que iba, que la Fallera Mayor de 2009, que ese día había llegado unas horas antes al Ayuntamiento para hacer unas fotocopias, para mí que un poco de teatro sí que hizo. No hubo más remedio que hacerle perder el conocimiento con un soberbio revés, aprendido en mi juventud cuando me empeñé a ir a clases de judo después del colegio, para que dejase de sufrir, y sobre todo, de chillar y molestar. Mi amante Amparito y yo necesitábamos un lugar seguro donde esconder la magullada fallera antes de que alguien entrase y se diera cuenta del pipostio que habíamos montado. La sala de Atención al Cliente del MI Ayuntamiento fue la elegida. Lástima que al intentar abrir la puerta descubriéramos que ésta estaba dibujada en la pared y que en realidad no existía. Al final, nos decidimos por la Sala de Hacer Horas Extras Para Funcionarios; ya sería casualidad que alguien se dejase caer por allí. La sala olía a nuevo y aún estaban los ordenadores, sillas, y mesas con sus envoltorios sin estrenar. Aprovechando que Amparito aún deliraba (le dio por alabar el trabajo del Concejal de Transporte al ver un retrato suyo en uno de los pasillos), pensé que lo mejor era dejarla allí encerrada también para evitar otro espectáculo. Las até a las dos, haciendo oídos sordos a las amenazas de muerte de Amparito, y justo cuando me encaramaba a la ventana para huir, caí en la cuenta de que posiblemente echarían de menos a la Fallera Mayor de 2009 en la mascletà. Di la vuelta, y pensé un plan. Como no se me ocurría, pensé en otro. Y así todo el rato hasta que por fin.

Está feo decirlo, pero el vestido de Fallera me sentaba francamente. Lo peor fue ponerme la peineta. Mejor dicho, sacarla de la cabeza de nuestra protagonista malherida para colocármela yo. No sería fácil que alguien se percatase de mi cambiazo. Total, sólo tenía que sonreír, decir lo de “senyor pirotècnic, pot començar la mascletà”, saludar al personal, llorar de la emoción al final (pensé en la situación del equipo de fútbol de la ciudad y aquello fue un lloriqueo constante), y pirarme de allí al final de la mascletà con la excusa por ejemplo de que tenía prisa porque mis apuntes se habían comido a mi perro y en casa me esperaban. Además me puse una gafas de esas postizas con nariz, cejas y bigote, para asegurarme totalmente de que no sería descubierto. A cinco minutos del comienzo del primer cohete, la Plaza del Ayuntamiento estaba a reventar. Entre la multitud distinguí, para mi asombro, a Amparito. La muy hábil se había escapado y ahora lanzaba tomates a la gente al grito de “Visca Bunyol i la Tomatina”. El balcón estaba lleno de personalidades de gran valor y consideración del mundo valenciano. También había políticos. Conocí gente famosa y descubrí que el obispo de la ciudad, además de grandísima persona, tenía las manos un poco largas el pillín. Lo malo es que la Alcaldesa también. Y yo, que siempre he sido generoso y facilón, no nos engañemos, me dejé llevar. Hubo un punto muy noble en mi cuerpo (de cintura hacia abajo, según llegas) donde las dos manos de los citados coincidieron. Un punto que provocó sus miradas hacia mí, con una pérfida sonrisa en el rostro del sacerdote, todo lo contrario que en el de la Alcaldesa. Estaba perdido. Ver saltar a toda una Fallera Mayor desde el balcón del Ayuntamiento segundos antes de que empiece la mascletà debe ser todo un espectáculo. Mi huida a lo desesperado de allí podría haberse saldado con varios huesos rotos de no ser por la falda del vestido que se desplegó a lo Mary Poppins, amortiguando así mi salto.

Me alejo de la ciudad pateándome la autovía, sin saber dónde caer muerto, vestido de Fallera, y pensando que en este capítulo nadie ha muerto. Menos mal que de repente me encuentro a Amparito, vestida de San Fermín confundiendo los coches con toros. Un autobús de línea acabó con la vida de mi compañera sentimental. Esta vez la dejé medio inclinada en la cuneta, con una bolsa en una mano, como si estuviese recogiendo caracoles. Le dediqué dos Salmos, la canción de Pumuki, y la de Guantanamera. Mientras me alejo de Valencia, intento olvidar su ausencia recordando cosas típicas de mi ciudad: la paella, la horchata, el golf, los ladrillos…



Continuará.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Tanta Beyoncé tanta mierda:

http://www.youtube.com/watch?hl=es&v=c-d2oOVJeBs

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Pues para ser usted mando de las dos manos, escribe muy bien. Como valenciano que soy, aunque crecí (poco, todo hay que decirlo) en Almería, me veo perfectamente reflejado en este relato. Soy, sin lugar a dudas, el autobús que atropella a su novia.

Cómo lo clava usted, es el Honoré de Balzac de la literatura valenciana. Suponiendo, claro, que la hubiera.

Saludos cordiales (a la par que elegantes)

Juan Ballester dijo...

Reverendo, eres un descubrimiento, un gratísimo descubrimiento en la blogosfera. Gracias, pero no tardes tanto, por favor. Y otra petición: como cuesta un poco leer el texto en esos formatos de entrada de blog, ¿por qué no lo pones en algún enlace con formato pdf?
Gracias, moltes gracies

Reverendo Hoover dijo...

Don Luis, gracias muchas por su aportación del link. Así se demuestra que es falso el rumor que sólo visita webs pornográficas.
Al Super y a Murcia, gracias por las palabras tan bonicas hacia mi persona. Por cierto, intentaré escribir más a menudo, pero es que el paro me tiene ocupadísimo todo el día. Ah, e intentaré arreglar lo de las letras. Ah, y lo del sorteo de una cena conmigo en un Chino ya se está moviendo. Paciencia.

Anónimo dijo...

Pues encontré el enlace poniendo en PornTube "amparito figa monstre Amstetten". Cosas, ¿eh? Para que luego digan que el porno no conduce a nada.

El superintendente Vicente y el Capitán RMK dijo...

Actualizamosuqueeee???

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Guillermow dijo...

Hola amigo mio. Por alguna razon que ya he olvidado, hace algunas semanas llegue a este blog de pura casualidad y, tras devorar avidamente sus 4 volumenes de "A la aventura" quede gratamente sorprendido de que en Valencia exista gente que sepa escribir, incluso haciendo uso del humor inteligente, por lo que no pude pasar por alto la posibilidad de enlazar en mi blog las 4 aventuras que hasta el momento he podido disfrutar aqui. Espero que no le moleste mi decision pero, en caso de que asi fuera, no tendria mas que comunicarmelo. Felicidades por este magnifico blog. Un saludo a todo el mundo.

Reverendo Hoover dijo...

Hola Guillermow, ante todo, gracias por difundir la Palabra y enhorabuena por tu buen gusto. Por supuesto que puedes enlazar mis entradas, por ser tú no cobraré royalties. A cambio, acabas de ganar un lector en tu blog. Espero actualizar próximamente el mío, que lo tengo pelín descuidado.
Siempre suyo, Reverendo Hoover.