jueves, 23 de octubre de 2008

Vivir solo

Hoy voy a hablar de un tema que estoy experimentando en estos mismos momentos. Se trata de vivir solo. Yo he estado durante estos diez últimos años con otros compañeros compartiendo piso, unos han ido entrando y saliendo, otros se han quedado allí de forma temporal, algunos de los cuales tengo un gran recuerdo, como la micro fauna de bacterias que había en la pica de la cocina. La verdad es que al final a todo este tipo de animalillos les coges cariño, y más cuando te viene una polilla, te coge del dedo, y te llama papá. No hay palabras para describirlo. Había otra micro fauna en la ducha, ésta de hongos, pero a ellos no les echo de menos porque aún no me han abandonado, ahora viven en mi pie izquierdo.

Como todos vosotros sabréis existen dos tipos de personas que viven solos: por un lado están los llamados singles, gente independizada, bien colocada (sobre todo los sábados noche), con un buen sueldo, buen status, y guapos. Se independizan porque quieren. Y después está el otro tipo que viene a ser los llamados “solteros de mieeeeerdaa”, así, alargando la “e”, cuanto más lo haces, significa más desprecio. Se caracterizan por estar sin novia, con un trabajo precario en el mejor de los casos, sin expectativas, con un futuro chungo, fracasados y feos, muy feos.

Una de las cosas que más me llamó la atención cuando comentaba a otra gente que me iba a vivir solo es que muchos me decían: qué guay, así podrás ir en pelotas por la casa, eh? Verás que sensación. Yo la verdad es que no había reparado en esta supuesta ventaja. Esperaba más bien que me dijeran: oye, pues mejor porque así puedes entrar y salir cuando quieras, limpias sólo lo que ensucias... pero no, la gente insistía en el placer de ir como dios te trajo al mundo por el salón. Y claro, había que probarlo. Y allí me ves, descongelando el tapper en pelota picada por la cocina, fregando los platos, cambiando la bombona del butano... me sentía raro, pero qué coño, contento y orgulloso porque es un privilegio exclusivo para la gente que vive sola. Así hasta el momento que yendo hacia el comedor me crucé con un espejo en el pasillo, y me vi. Allí estaba yo, con el plato de macarrones en una mano, el vaso en otro, y un poco más abajo, tol cogollo colgando. Ahí empecé a dudar de esa supuesta ventaja. Parecido pasa con el baño. No deberían haber pestillos en la casa de solteros. Para qué? Puedes estar tranquilamente allí sentado, liberando a Willy mientras observas la pared del pasillo, no te tienes que cerrar. Los más privilegiados hasta se pueden duchar viendo la tele del salón. Eso sí, hablando de la ducha: añoro estar duchándome tan calentito y que de repente salga agua fría. Porque ya no hay nadie que encienda otro grifo. Tanto lo extrañaba que un día, desesperado mientras me tomaba un baño, salí y llamé a la vecina, una anciana viuda muy agradable, para que abriese de vez en cuando el grifo de la cocina mientras me acaba de duchar. Ella me dijo que sí, que lo que hiciese falta, pero que a la próxima, que por lo menos me quitara el jabón y sobre todo me pusiese aunque fuera una toalla para ir a hablar con ella.

En toda nueva experiencia estás continuamente aprendiendo cosas. Mi santa madre, al enterarse que me mudaba, no tardó ni dos minutos en prepararse, en plan Terminator, con todo tipo de artículos de limpieza para darle una “pasadita” al nuevo piso. Yo le dije que no hacía falta, que el piso estaba limpio. Por supuesto, no aceptó un no por respuesta. Yo me sentía un poco como Ibarretxe cuando va a la Moncloa a ver a Zapatero, que sabe ya la respuesta de antemano, pero el tío lo intenta. La primera lección que aprendí con ella el día de limpieza general es que se limpia TODO lo que hay en el piso, y cuando digo TODO es TODO, o sea, incluso las cosas que no se ven. Yo me pregunto: Por qué dejarse el espinazo moviendo la nevera si nadie nunca verá lo que hay detrás ella? Son grandes incógnitas que sólo las madres lo entienden, aunque a mí me dio dos razones que me convencieron al instante: A) Porque no cuesta nada tenerlo limpio (es cierto, a mí no me costó, a ella sí que fue la que limpió), B) porque vas en pelotas delante de tus padres y así pierdes toda autoridad.

Pasemos al tema de la cocina. No se puede vivir solo sin tener en casa un libro de cocina. Es incompatible. Aunque después únicamente lo uses las dos primeras semanas. Fue curiosa la sensación cuando fui a comprarlo. Estaba hojeando en la tienda uno titulado “Es fácil cocinar, recetas para solteros”, y sentía que la gente me miraba extraña, entre el desprecio y la risa burlona, mientras oían cómo decían “mira, un soltero, coge bien el bolso y tápate el escote”, “a este no lo quiere nadie”, “no me extraña, con ese careto...”, “pues yo me lo tiraba”, “tú es que siempre has sido un poco puta”… Al final, me daba tanta vergüenza comprarlo que fui al dependiente y le fui diciendo: me das la revista “Maduritas en Celo”, la “Golfas” que este mes regalan la peli “Cortocircoito”, por lo bajini… “Cocina para solteros” … no sé, cosas que te daría vergüenza comprar… un libro de autoayuda, el de cuentos de Ana Botella, el Marca… Al final, por muchos libros de cocina que te compres, he llegado a la conclusión de que tengo tres padres: el señor Alfredo, la señora Carmencita y el señor/a Terradellas, y más ahora que ya tiene 7 tipos de pizza diferentes, uno para cada día de la semana.

Y por fin pasamos al tema que todos esperábamos. SEXO en el piso de solteros. Mi vida sexual en general se podría resumir así (fx grillos y lobo aullando). Pero vamos a hacer un ejercicio de imaginación y pensemos que soy una persona normal, con sus conquista, etc. Hay una serie de inconvenientes y de ventajas respecto al piso compartido. Por ejemplo, ahora mojo todo lo que quiero, cuando quiero, ya que ahora no hay testigos que puedan confirmarlo o negarlo. Basta con decir que este fin de semana me lo he pasado a saco, y además con tres chicas diferentes. Nadie te puede decir que no. Pero hay un pequeño inconveniente. Cuando te traías a alguien en el piso compartido, tenías a favor que lo podías contar a tus compañeros enseguida. Nada más se iba la chica, yo entraba a la habitación de mi compi a contárselo con pelos, señales y olores. Porque no nos engañemos, lo mejor de ligar es contarlo. De ahí la gran mentira de “cariño, no es que sea eyaculador precoz, es que tengo muchas ganas de ir a contarlo a los colegas”. Ahora es diferente. Mi nueva casa está perfectamente decorada para encandilar a las mozas. Se trata de poner una planta, un buen ambientador y una foto de un niño marfileño, y le dices que lo tienes adoptado por correo, en plan sensible y comprometido. Si al final se alinean los planetas, vas y triunfas. Pero no tienes a quien contarlo. De hecho, el otro día, nada más se despertó una amiga, me miró, gritó y se fue, tuve que recurrir a la vecina, la viuda de 70 años. Eufórico, salí corriendo de mi cama, llamé a su puerta y me puse a relatarle mi hazaña: “que sí Pepita, que acabo de triunfar, que he ligado, cinco en una misma noche!!!”. Ella me contestó: “está bien, tranquilízate, pasas a mi casa desayunas y me lo cuentas. Pero una cosa te digo, como vuelvas a presentarte en mi casa desnudo te juro que llamo a la policía”.

Resumiendo, que vivir solo tienes sus cosas buenas y sus no tan buenas, como la soledad. Porque pasar las noches solo en una cama tan grande es muy duro. De ahí la adivinanza que os expongo para terminar: ¿sabéis lo que hago cada día cuando me levanto (para no sentirme solo?) Pago a la chica por los servicios, y me voy a mi casa a ducharme. Muchas gracias.

9 comentarios:

Reverendo Hoover dijo...

Don Álvaro, va por usted.

botifarramalomplida dijo...

..JUA, JUA, JUA, NJO! Que grande eres Jou, hacía años que no leía nada tan gracioso, de hecho, no leía nada desde el instituto. Recuerda: si algún dia estás en la ducha y de repente empieza a salir el agua fría, no precisamente tiene que ser que tienes un/a nuevo/a compañero/ de piso/a, puede que simplemente te hayas quedado sin buntano.

¡¡¡VIVA BUTANO, FULANO Y MENGANO!!!!

Reverendo Hoover dijo...

VIVA EXPIOSIVO, añado.

Anónimo dijo...

http://www.elmundo.es/elmundo/
2008/11/05/internacional/
1225873553.html?a=IKE8787689c398307
4756d2f8acdc72b19f&t=1225888648

Sales muy bien en la foto.

Anónimo dijo...

Molt bo, Juanjo. Ja pots comptar amb el meu monòleg: 'La vida en pareja o "cariño, ¿tú no ibas de modernito que colaboraba en las tareas del hogar?"'.

I que tremolen Buenafuente i Gabilondo.

Reverendo Hoover dijo...

Estimado luyansan, en la foto lloro de emoción porque por fin tenemos Presidente americano negro. Ya sólo nos quedo un Papa negro, un Lehendakari negro, y un delegado de Nuevas Generaciones negro. Todo se andará.

Anónimo dijo...

De eso nada. Ya es hora de que se nos tenga en consideración a los transexuales adoradores de Satán (Almodóvar ya está rodando la película-denuncia).

Si vas a vivir solo, ten cuidado con el síndrome de Diógenes... y recicla los kleenex de la mesita de noche.

Reverendo Hoover dijo...

A Diógenes le quedan dos días de fama, que se busque otro síndrome que a acumular mierda no me gana naide. Y sobre los kleenex: ¿para qué quiero pañuelos de papel teniendo a mano un calcetín?

Anónimo dijo...

Ah, pues si son calcetines espera a llenar completamente la lavadora, que a media carga consume más agua y más energía (la lavadora es eso que normalmente está en la cocina, es blanco y NO enfría; próximo capítulo: "El lavavajillas o Por fin puedo dejar de comprar platos y vasos de plástico").